En nuestro planeta
hay mucha agua, pero sólo el 2,5% de ella puede ser consumida por los seres
humanos. Ese bajísimo porcentaje disminuye aún más si se considera que los
niveles de contaminación del vital elemento son cada vez mayores. Todo el
panorama empeora tomando en cuenta las estadísticas de la FAO, según las cuales
para el año 2025 habrá un drástico déficit del recurso. A pesar de todo esto,
el agua es y seguirá siendo un líquido sin el cual no podemos vivir.
"El agua es un componente fundamental para la vida y la
base de una alimentación saludable, por lo que debe estar siempre presente
cuando nos alimentamos", afirma Cecilia Castillo, pediatra y nutrióloga.
Es por esto que los expertos recomiendan a los adultos beber entre seis y ocho
vasos diarios, mientras que los niños deben tomar entre cuatro y seis vasos
desde los seis meses de vida.
Sin embargo, la ingesta del líquido debe aumentar si la
persona se encuentra en un clima cálido, si está practicando algún deporte o si
presenta fiebre o diarrea.
Entre los beneficios que tiene el agua para nuestro cuerpo,
Cecilia Castillo enumera:
- Es el medio de transporte de todos los nutrientes y
productos de desecho metabólico.
- Tiene una gran capacidad para atrapar el calor, por lo que
participa en la regulación de la temperatura corporal.
- Mejora la hidratación de la piel y el cuerpo en general.
- Mantiene nuestras estructuras celulares, ya que los
enlaces de hidrógeno entre moléculas de agua proveen factores de cohesión y
ordenación.
- Es un buen lubricante y protector de los tejidos
sensibles, por lo que es un componente fundamental en articulaciones, tubo
digestivo y mucosas.
SED, UNA SEÑAL DE ALARMA
Pese a los consejos de los especialistas, muchas veces las
personas no consumen suficiente agua, lo que ocasiona pequeños cuadros de
deshidratación. Esto ocurre cuando la cantidad de líquido que elimina el cuerpo
es más que la cantidad ingerida.
¿Cómo nos damos cuenta de que estamos deshidratados? El
primer síntoma es la sed. "Los médicos dicen que no conviene esperar a
sentir sed para tomar agua, precisamente porque ésta ya es un indicador de
deshidratación: la sed aparece cuando ya se ha perdido cerca de un 1% del agua
del organismo", advierte María José Fierro, nutricionista.
Y si no se hace caso a este primer aviso, aparecen otras
señales como sequedad de las mucosas, debilidad, dolores de cabeza, fatiga,
náuseas y un oscurecimiento de la orina. En casos más extremos, los riñones
dejan de funcionar y los desechos se acumulan.
Sin embargo, si el agua perdida es repuesta, los síntomas de
la deshidratación desaparecen rápidamente. Así, entre 30 y 60 minutos después
de beber agua suficiente, una persona que haya perdido hasta el 10% de su peso
corporal se sentirá mejor.
También es importante
estar al tanto de que existen ciertos alimentos que hidratan mejor que otros.
Aquí hay algunos:
- INFUSIONES: la manzanilla, la menta, el poleo y el
té verde son las mejores para alcanzar el equilibrio hídrico.
- SANDÍA: casi un 100% de su composición es agua.
También tiene vitaminas y fibra.
- TOMATE: además de tener mucha agua, es un buen
antioxidante y distribuye los nutrientes durante la digestión. Al igual que la
sandía, también tiene vitaminas y fibra.
- LECHUGA: es bajísima en calorías y, además, tiene
un alto contenido de agua y fibra que favorece la función digestiva. Asimismo,
“limpia” riñones e hígado.
- ESPINACA: sus hidratos de carbono, fibra y agua
participan activamente en la formación del bolo alimenticio y la degradación de
los nutrientes.
- NARANJA: tiene mucha fibra y vitamina C. Además,
ayuda a regular la tensión, la circulación y la temperatura corporal.
- LECHE: además de nutrir, un vaso de leche refresca
y sacia la sed.
- HUEVO: el mayor aporte hídrico lo proporciona la
clara.
- GELATINA: es rica en proteínas y baja en grasa, por
lo que es una opción refrescante y divertida para los niños.