viernes, junio 25

El dibujo parlante


Pintín Tilirín era un niño pequeño que disfrutaba yendo al colé y haciendo cualquier cosa, menos pintar y escribir. A Pintín no se le daba muy bien eso de usar los lápices, así que sus dibujos no le salían muy bonitos y él se disgustaba y no quería seguir pintando. Pero un día, Tintín encontró un lápiz de colores tan chulo, que no pudo resistirse y se puso a pintar un círculo. Como siempre, no le salió muy bien, y ya estaba a punto de tirar el lápiz cuando el dibujo comenzó a hablar:

- Pss, no irás a dejarme así, ¿verdad?. Píntame unos ojos por lo menos.

Pintín, alucinado, dibujó dos puntitos dentro del círculo.

- Mucho mejor, así ya puedo verme - dijo el círculo mientras se observaba... - ¡¡¡Argggg!!! ¡pero qué me has hecho!

El niño comenzó a excusarse:

- Es que yo no dibujo muy bien...
- ¡Bueno, no pasa nada! -le interrumpió el acelerado dibujo-. Seguro que si lo vuelves a intentar te sale mejor. ¡Venga, puedes borrarme!

Pintín borró el círculo y trazó otro nuevo. Como el anterior, no era muy redondo.

- ¡Ey!, !los ojos, que se te olvidan otra vez!
- ¡Ah, sí!
- Hmmm, creo que voy a tener que enseñarte a pintar hasta que me dejes bien -dijo el muñeco con su vocecilla rápida y gritona.

A Pintín, que seguía casi paralizado, no le pareció mala idea, y enseguida se encontró dibujando y borrando círculos. El muñeco no paraba de decir, "borra aquí, pero con cuidado que duele", o "¡píntame un poco de pelo, anda, que parezco un chupa chups!", y otras cosas divertidas. Después de pasar juntos casi toda la tarde, Pintín ya era capaz de dibujar el muñeco mucho mejor que la mayoría de sus compañeros de clase. Estaba tan contento, que no quería dejar de pintar con aquel profesor tan chiflado, y antes de acostarse, le dio miles de gracias por haberle enseñado a pintar tan bien.

- ¡Pero si yo no he hecho nada, tontuelo!- respondió con su habitual tono acelerado-. ¿No ves que has estado practicando mucho y con alegría? Seguro que nunca antes lo habías hecho, ¡pinta bichos!

Pintín se paró a pensar. Realmente antes dibujaba tan mal que nunca había practicado más de 10 minutos seguidos, y siempre lo hacía enfadado y protestando. Sin duda, el muñeco tenía razón.

- Bueno, tienes razón, pero gracias de todas formas- dijo el niño, y antes de meterse en la cama, guardó con mucho cuidado el lápiz en su mochila.

A la mañana siguiente, Pintín se levantó de un salto y fue corriendo a buscar su lápiz, pero no estaba. Buscó por todas partes, pero no había rastro del lápiz. Y la hoja en que había dibujado el muñeco, aunque seguía llena de borrones, estaba blanca. Empezó a ponerse nervioso, y ya no sabía si había estado toda la tarde anterior hablando con el muñeco o lo había soñado. Así que para salir de dudas, tomó un lápiz y una hoja, y se puso a dibujar un muñeco...

No le salió nada mal, sólo se le torcieron un par de esquinas; entonces se imaginó al muñeco mandón pidiéndole que redondeara esos bordes, que parecía que le quería poner granos, y con alegría borró ese tramo y lo rehizo. Y se dio cuenta de que su loco dibujo tenía razón: daba igual o no tener el lápiz mágico, para aprender a hacer las cosas bastaba seguir intentándolas con alegría; y desde aquel día, cada vez que pintaba, dibujaba o hacía cualquier otra cosa, no dejaba de divertirse imaginando el resultado de su trabajo protestando y diciendo "¡arréglame un poco, chico, que así no puedo ir a la fiesta!".

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

Popi el alpinista


Popi el alpinista era famoso por sus intentos de escalar la gran montaña nevada. Lo había intentado al menos 30 veces, pero siempre había fracasado. Comenzaba la ascensión a buen ritmo, con la vista puesta en la nieve de la cima, pensando en la maravillosa vista y aquel sentimiento de libertad. Pero a medida que las fuerzas le fallaban, bajaba los ojos, y miraba más a menudo sus desgastadas botas, y finalmente, cuando las nubes le rodeaban, y comprendía que ese día no podría disfrutar de la vista, se sentaba a descansar, aliviado, para comenzar el descenso de vuelta la pueblo, pensando en las bromas que tendría que volver a soportar.

Una de aquellas veces subió acompañado por el viejo Chisco, el óptico del pueblo, que fue testigo del fracaso. Fue el propio Chisco quien más animó a Popi para volver a intentarlo, y le regaló unas gafas oscuras especiales; "si comienza a nublarse, ponte estas gafas, y si comienzan a dolerte los pies, póntelas también; son especiales, te ayudarán".
Popi aceptó el regalo sin darle importancia, pero cuando volvió a sentir el dolor en los pies, lo recordó se puso las gafas. El dolor era muy molesto, pero a través de los cristales podía seguir viendo la cumbre nevada, así que siguió avanzando. Como casi siempre, la mala suerte volvió a aparecer en forma de nubes, pero esta vez eran tan ligeras que podía seguir viendo la cumbre a través de las nubes.
Así siguió Popi escalando, dejó atrás las nubes, olvidó sus dolores y llegó al fin a la cima. Merecía la pena. Su sensación de triunfo fue incomparable, casi tanto como aquella maravillosa vista, custodiada por el silencio y con la montaña rodeada de un denso mar de nubes. Popi no recordaba que fueran tan espesas; entonces miró las gafas cuidadosamente, y lo comprendió todo: Chisco había grabado una difusa imagen en los cristales con la forma de la cumbre nevada, que sólo podía percibirse al dirigir los ojos hacia arriba. Chisco había comprendido que en cuanto Popi perdía de vista su objetivo, se dejaba llevar y perdía la ilusión por seguir subiendo.

Comprendió entonces que el único obstáculo para llegar a la cima había sido su desánimo, el dejar que la imagen de la montaña desapareciera entre los problemas, y agradeció a Chisco que mediante un engaño le hubiera hecho ver que sus objetivos no eran imposibles, y que nunca se habían movido de su sitio.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

jueves, junio 24

Tripón, el gato panzudo


Andresín nunca quería acostarse a su hora. Sus papás le habían explicado lo importante que era acostarse temprano y descansar bien, pero él no hacía ningún caso, y ya no sabían qué hacer. Hasta que un fin de semana que estaban en el pueblo con los abuelos, el abuelo Paco se enteró y dijo:
- Esto es un trabajo para Tripón, mi gato panzudo.
Y diciendo eso, les endosó el gato y se lo tuvieron que llevar de vuelta a la ciudad. Era un gato lento y gordinflón, y tampoco daba mucho trabajo, pues nadie sabía nunca dónde se metía. Esa misma noche, a la hora de acostarse, volvieron los problemas: Andresín no tenía intención de ir a la cama. Y aunque sus papás esperaron un rato para ver si ocurría algo especial y Tripón solucionaba el problema, no pasó nada.
- Vaya cosas tiene el abuelo - dijo el padre- igual está empezando a chochear.
Cuando horas después Andresín fue por fin a acostarse, al llegar a la habitación se llevó un buen susto. Tripón estaba en su cama, totalmente despanzurrado, durmiendo a pierna suelta y roncando por todo lo alto. Andresín trató de apartar al gato, pero no hubo forma, y aquella noche apenas pudo dormir nada, arrinconado en una esquinita...
Al día siguiente, la historia se repitió, pero además Andresín estaba mucho más cansado por no haber dormido. Cuando llegó el tercer día, el niño había comprendido que si quería dormir en su cama tendría que llegar antes que Tripón, así que en cuanto sus padres empezaron tan sólo a hablar de acostarse, Andresín salió como una bala directo al dormitorio y se metió rápidamente en la cama.
Sus papás no podían creérselo. No sabían lo del gato, ni por qué Andresín se acostó a su hora sin protestar. Y estaban tan contentos, que se quedaron celebrándolo hasta bastante tarde, pero...

...¿adivináis dónde durmió Tripón aquella noche? :-))

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

La planta carnívora y el carnicero


Flora era una planta carnívora, pero carnívora de verdad, que vivía en un supermercado junto al puesto de Paco, su gran amigo carnicero. Paco la trataba con cariño y atención y siempre tenía algún trocito de carne que darle al final de cada día. Pero un día, Flora no recibió su ración de carne, y al día siguiente tampoco, y empezó a preocuparse tanto, que decidió espiar a Paco.

Así fue como descubrió que el carnicero no le daba nada de carne porque guardaba grandes trozos en una gran caja amarilla. Haciéndose la despistada, Flora llegó a pedirle un poco de aquella comida guardada en la caja, pero Paco respondió muy severo que no, y añadió:

- ¡Ni se te ocurra, Flora! No se te ocurra tocar la carne de esa caja.

La planta se sintió dolida, además de hambrienta, y no dejaba de pensar para quién podría estar reservando el charcutero aquellas delicias. Con sus malos pensamientos se fue llenado de rabia y de ira, y aquella misma noche, cuando no quedaba nadie en la tienda, llegó a la caja, la abrió, y comió carne hasta ponerse morada...

A la mañana siguiente, justo cuando llegó Paco para descubrir el robo, Flora comenzó a sentirse fatal. Su amigo le preguntó varias veces si había sido ella quien había cogido la carne, y aunque comenzó negándolo, viendo la preocupación y el nerviosismo del charcutero, decidió confesar.

- ¿Pero qué has hecho, imprudente?- estalló Paco- ¡¡Te dije que no la tocaras!! ¡Toda esa carne estaba envenenada!! Por eso llevo días sin poder darte apenas nada, porque nos enviaron un cargamento estropeado...

A la carrera, tuvieron que ir a buscar un quimijardioveterinario con un invernadero-hospital que pudo por poco salvar la vida de Flora, quien se pasó con grandes dolores de raíces y cambios de colores en las hojas durante las siguientes dos semanas. El susto fue morrocotudo para todos, pero al menos la planta aprendió que obedecer las normas puestas por quienes más nos quieren, es mucho más seguro que obrar por nuestra cuenta sin más.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

miércoles, junio 23

Películas gratis


“Arráncate al cine” se llama este programa del Centro Cultural Palacio de la Moneda, que exhibe buen cine chileno y gratis. Hasta el 7 de Julio se puede ver la película “Huacho”, con calificación para todo espectador. Lunes, martes y miércoles desde las 14:45 a 17 horas. Se requiere hacer una reserva previa en el fono 3556502 o al correo infoareaeducativa@centroculturallamoneda.cl

La risa de Gabriela Mistral


El académico Maximiliano Salinas revisa en este libro la historia del humor en Chile e Íbero América, pasando por el Tony Caluga y Nicanor Parra.
“Gabriela se reía a toda boca. Con gusto. Y lo hizo con una risa juguetona, divertida y burlona especialmente frente a los políticos e intelectuales estirados”…

martes, junio 22

Festividad de San Juan


Es una festividad muy antigua en la que se celebra la llegada del solsticio de verano en el hemisferio norte cuyo rito principal consiste en encender una hoguera. La finalidad de este rito era "dar más fuerza al sol", que a partir de esos días, iba haciéndose más "débil" —los días se van haciendo más cortos hasta el solsticio de invierno—. Simbólicamente el fuego también tiene una función "purificadora" en las personas que lo contemplaban. Esta fiesta se celebra en muchos puntos de Europa, aunque está especialmente arraigada a España, Portugal (Fogueiras de São João), Noruega (Jonsok), Dinamarca (Sankthans), Suecia (Midsommar), Finlandia (Juhannus) y Reino Unido (Midsummer). En Sudamérica, Brasil tiene Festas Juninas, en Bolivia, Chile y Venezuela la noche de San Juan. La noche de San Juan está, así mismo, relacionada con antiquísimas tradiciones y leyendas españolas como la Leyenda de la Encantada.
Chile
En este país los conquistadores reemplazaron las fiestas solsticiales del Inti Raymi y We Tripantu por esta celebración con tintes demoníacos para dejar en claro la posición respecto a las religiones ancestrales.
Cada 23 de junio se celebra en los campos chilenos la noche de San Juan, en la víspera del día de este santo. Se trata de una festividad presente tanto en Chile como en otros países de Latinoamérica, asociada a la vigilia de "la noche más larga del año". Una velada en la cual la magia, los secretos, leyendas y misterios de la tradición campesina se manifiestan como nunca. Quien realice con fe las "pruebas de San Juan" obtendrá muchas respuestas.
Los primeros antecedentes escritos de la noche de San Juan, que se celebra en la víspera del 24 de junio, se remontan al siglo XIX en Chiloé. Con el pasar de los años la costumbre se traspasa a otras localidades. Originalmente consistía en una fiesta familiar en que un grupo de vecinos y amigos se reunían para esperar la noche más larga del año disfrutando de platos típicos y de algunas "pruebas". En nuestro país, este día se celebra de diversas formas, pero la más tradicional es la "cena de la noche de San Juan", cuyo menú, basado en la preparación de carnes, varía en todas las regiones del país. Lo que sobra es repartido entre los asistentes, quienes se llevan a sus casas un plato con un poco de cada cosa, costumbre que se conoce como el "yoco".

En esta fecha se ponen en práctica diversas supersticiones, tales como: sentarse debajo de una higuera con una guitarra, poner papas debajo de la cama, poner tres papeles con deseos debajo de la almohada, echar esperma de vela en una fuente de agua, o leer el futuro en una yema de huevo, entre otras. He aquí las pruebas más comunes:
Florecimiento de la Higuera: Cuenta la leyenda que la higuera florece por única vez en la víspera de San Juan, precisamente a las doce de la noche, pero dura sólo algunos instantes. Según la creencia, el que arranca esta flor se enriquece y es feliz para el resto de sus días.
Para esto es necesario subirse al árbol y observar las ramas más altas, lugar donde florece la flor. La tradición dice que cercano a las doce se oyen gruñidos, ruidos, maullidos y hasta gritos espantosos o se ve aparecer al diablo, serpientes y arañas. Al que no tiene miedo no le pasará nada y logrará ver la higuera llena de flores. Debe tomar solo una y ponérsela en el pecho y después bajar del árbol. Al día siguiente desaparece la flor, pero el valiente tendrá fortuna y felicidad.
Higuera musical: La tradición dice que si una persona se coloca bajo una higuera guitarra en mano, justo a las doce de la noche, aprenderá a tocar este instrumento por arte de magia.
Invitar a un desconocido: Según Oreste Plath, entre las tradiciones que han desaparecido en Chile figura la de salir a la puerta de las casa, coger al primer transeúnte que pase e invitarlo a entrar y hacerse parte del jolgorio.
El futuro según tres papas: Para saber como le irá a la persona en el amor o en el dinero, primero hay que colocar tres papas debajo de la cama: una sin pelar, otra a medio pelar y la tercera pelada. A media noche se saca una papa sin mirar. Si se escoge la pelada tendrá muchos problemas, a medio pelar no le irá mal, pero tampoco bien, si saca la sin pelar le irá muy bien.
Cuidado con el reflejo: Se dice que al dar las 12 en punto se puede ver en el reflejo del espejo al mismísimo señor de las tinieblas dispuesto a ofrecer un buen trato para negociar tu alma.
El nombre de tu futuro marido o mujer: Si quieres saber quién va a ser tu marido o mujer, entierra tres porotos, asignándole a cada poroto el nombre de tres pretendientes. Aquel poroto que amanezca más brotado revelará el nombre del futuro cónyuge. También se conocerá su nombre si se escriben tres papelitos con el nombre de tres pretendientes debajo de la almohada. Al día siguiente se debe escoger uno sin mirar.
Agua bendita: Es costumbre de la gente beber agua antes de que salga el sol la madrugada del 24 de junio, cuando, según la creencia popular, el agua es más bendita y pura.