jueves, mayo 6

LA IMPOTANCIA DEL AUTOCUIDADO


(Neva Milicic)
El vinculo más significativo para un desarrollo infantil sano es el que las madres establecen con sus hijos. Sin desmerecer cuánto favorecen a sus hijos los cuidados del padre, es ciertamente la interacción con la madre la que marca la forma en que el niño o la niña se relacionará en el futuro con las demás personas y consigo mismo(a).
La mayor parte de las madres, sean biológicas o adoptivas, hacen del cuidado de sus hijos la función más impotante de sus vidas, y ello es esencial ya que de todas las especies, los seres humanos son los que nacen más desvalidos y requieren, por esta característica, adultos competentes que puedan hacerse cargo de su cuidado y protección. La naturaleza proveyó a las mujeres de la ocitocina, que es llamada la hormona del cuidado, para cumplir esta importante misión.
Ser mamá, no cabe duda, es una de las experiencias más maravillosas en la vida de una mujer. Sin Enbargo, por maravillosa que sea la experiencia de la maternidad, es necesario reconocer que también es ectraordinariamente demandante y puede resultar en ocasiones abrumadora.Las exigencias que incluye el rol materno se hacen más fáciles cuando se cuenta con un padre que apoya a la madre y comparte con ella el cuidado de los hijos. Desafortunadamente muchos padres son bastantes ausentes y periféricos en relación con la educación de sus hijos. Por lo cual las madres pueden estar muy sobreexigidas y con mucho miedo a no hacerlo bien.
Para conservar el optimismo, a veces las madres necesitan ayuda, porque en el afán de hacerlo todo perfecto, no se dan tiempo para sí mismas ni para descansar. Para ser una buena mamá es necesario estar bien, autocuidarse, aprender a descansar, pedir ayuda y delegar algunas funciones, de manera de asegurar que el tiempo que se está con los hijos sea de buena calidad.

miércoles, mayo 5

Meciendo (Gabriela Mistral)


El mar sus millares de olas
mece divino.
Oyendo a los mares amantes
mezo a mi niño.

El viento errabundo en la noche
mece los trigos.
Oyendo a los vientos amantes
mezo a mi niño.

Dios Padre sus miles de mundos
mece sin ruido.
Sintiendo su mano en la sombra
mezo a mi niño.